miércoles, 5 de octubre de 2011

De regreso...

Desgraciadamente, algunos compromisos del Departamento me impidieron seguir con la continuidad deseable en esta especie de "diario de clase". Pero bueno, retomo. Esta vez, hablaré de la evaluación: ¿cómo evaluar una actividad de aprendizaje? Me pareció que, si bien era necesario establecer criterios con la clase, lo cual hicimos al poco tiempo de definir el tema de la actividad de aprendizaje y los procedimientos, formular una rúbrica sería, tal vez, poco útil en este caso: era necesario tomar en cuenta la individualidad de los estudiantes, con sus problemas específicos que, en este punto, tal vez sean más significativos que los llamados "problemas generales" del grupo, sobre los que, generalmente, hacemos nuestras planeaciones didácticas.

Opté por diseñar una especie de "ficha" con los criterios de evaluación, muy generales. La gradación de la actuación, en cambio, será individualizada y, para ello, pedí a los estudiantes que por cada criterio señalaran los aspectos específicos de su desempeño que, a su parecer, necesitan ser reforzados. Por supuesto, no es que me basaré, al evaluar, exclusivamente en la opinión de los estudiantes: lo que me interesa es confrontar su habilidad metacognitiva con lo que yo observe al momento de su actuación, lo cual redituará no sólo en la determinación mucho más consistente de sus errores, sino en un mayor desarrollo de su consciencia metalingüística, cuyo mejor tratamiento se dará al momento de la retroalimentación.

Tras pedir que los estudiantes llenaran la ficha, procedí a hacer copias para que ellos tengan también esa primera fase de la evaluación en sus manos. Una vez se presenten los desempeños, y valoremos la actuación, seguramente surgirán muchos tópicos para la reflexión, de los propios alumnos y, significativamente, para mí como docente.